NO AL ABORTO NI A SU AMPLIACIÓN

No al aborto ni a su ampliación

No al aborto ni a su ampliación es un artículo de Ignacio Falgueras Salinas, catedrático Emérito de Filosofía de la Universidad de Málaga, socio de Euvita, a propósito del plazo de 7 días dado por el Ministerio de Igualdad para que los ciudadanos opinen sobre la ley del aborto. Esta ley permitirá a los centros abortivos realizar abortos a chicas menores de edad sin el consentimiento de los padres y eliminará la objeción de conciencia de los médicos.


El primer derecho de toda persona, varón o mujer, es el derecho a la vida, y está por encima de cualquier otro derecho de la madre, del padre, y de la sociedad entera sobre la persona.

Le llaman interrupción del embarazo, confesando así que interrumpen un crecimiento; pero si crece, está vivo. Por tanto, lo que interrumpen es una vida, la del feto. Culpan al feto de invasor, cuando no es él el que se ha introducido en el seno materno, sino que ha sido introducido por sus padres naturales

Lo condenan a muerte, cuando es inocente, y ellas son sus madres. Si están embarazadas, es porque han dado principio a una vida, pero el aborto las convertirá en principio de muerte, y de una muerte crudelísima, que deshace a trozos en su seno al hijo, y también deshace moralmente a la madre, al padre, a los familiares colaboradores, y a la sociedad entera.

No al aborto ni a su ampliación
Por cada aborto que se practica se deshace el vínculo social más fuerte y éticamente más alto: el del amor padres-hijos. Si una persona está dispuesta a matar o hacer matar a su propio hijo por conveniencia propia, ¿a qué otra persona o ley respetará cuando no le convengan?

Cualquier vinculación moral y social es menor que la que una madre y un padre tienen con sus hijos. Cada vez que se produce un aborto la moralidad social de la madre, del padre, de los familiares que lo incitan o aconsejan y de los que lo ejecutan, queda gravísimamente herida, si no muerta.

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Desde que se implantó por ley, se llevan practicados unos dos millones y medio de abortos “oficiales”. El daño social ha de ser evaluado sobre todo por el gravísimo crimen de asesinar personas, pero también por la gran cantidad de seres humanos que han sido exterminados, así como por la degradación moral con que afecta a los padres y familiares, y cuyo número, a razón de al menos dos personas por aborto, asciende como mínimo a cinco millones más, arrojando un total de unos seis millones y medio de personas dañadas por la ley del aborto, unas físicamente, otras moralmente. Con el agravante de que ese número crece año tras año mientras esté en vigor la ley.

no al  aborto ni a la eutanasia
Pero no se detiene ahí el daño de esta maligna ley, puesto que con su sola promulgación se instituye en la sociedad el interés propio, es decir, el egoísmo, como criterio último de moralidad. Una sociedad así está abocada a la ruina moral y física.


No al aborto:

La consulta pública estará abierta hasta el 12 de octubre. 
Por favor firma aquí urgentemente para rechazar la ley del aborto de Irene Montero:

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Firma el escrito de Euvita dirigido al Tribunal Constitucional.

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